Conocer e internalizar la práctica de la sistematización y la evaluación como algo útil para lograr un mejoramiento permanente de las iniciativas y generar aprendizajes que contribuyan a mejores procesos ciudadanos y de desarrollo local. En términos prácticos, considerar en la planificación la dedicación horaria necesaria para realizarla.
Durante la puesta en marcha de la iniciativa y en los momentos de cumplimiento de ciclo (anual u otros según la planificación del proyecto), un ejercicio de la mayor relevancia es el seguimiento y evaluación para la obtención de aprendizajes. En el transcurso de la ejecución, el registro de procesos y actividades y la reflexión sobre lo realizado ayuda a la mejora continua, mientras que al finalizar los ciclos la evaluación permite extraer aprendizajes y reformular las iniciativas para el futuro.
Las preguntas orientadoras elementales de cualquier sistematización y evaluación son:
Al sistematizar experiencias, es posible potenciar el trabajo de las organizaciones ya que registra su quehacer y los logros y obstáculos vividos. Al compartir la información, otras organizaciones pueden replicar las experiencias y mejorarlas. En los anexos de esta guía se encuentra un apartado metodológico para llevar a cabo una sistematización.
La evaluación permite aprender de lo que se ha hecho, identificando los resultados obtenidos, los procesos detrás de los logros y los aspectos a mejorar. La evaluación debe considerar el contexto y punto de partida de cada biblioteca.
La evaluación en lo fundamental puede guiarse por, y permitir responder las siguientes tres preguntas de aprendizaje:
Las fuentes de información e instrumentos para realizar la evaluación son las siguientes:
– Estadísticas comunales
– Estudios y diagnósticos
– Planes y programas públicos
– Actores de la biblioteca
– Actores del municipio
– Actores de organizaciones sociales
– Los distintos actores contrastan sus visiones
Los productos de este paso son:
El programa Bibliotecas para tu Acción Ciudadana apoyó el desarrollo de iniciativas impulsadas por bibliotecas públicas de 14 comunas en diversos temas y ámbitos por cerca de dos años y medio. Al momento del inicio de las acciones en cada comuna, se realizó una línea base, caracterizando la situación de cada biblioteca y comuna en torno a cuatro grandes dimensiones: prácticas participativas y rol de la biblioteca; vínculos entre la biblioteca y el municipio; vínculos entre la biblioteca y la comunidad; y uso de redes sociales para difusión de información y dinamización social. Para ello, se hizo una revisión de información secundaria y se realizaron visitas de campo a cada comuna para sostener entrevistas con los equipos locales y con otros actores relevantes.
Un año después se llevó a cabo una evaluación intermedia, destinada a ver los avances de las iniciativas, identificar los resultados y cambios producidos en las mismas cuatro dimensiones, así como los factores asociados a los mismos, extrayendo aprendizajes y lecciones para el mejoramiento.
Finalmente, al término del proyecto se llevó a cabo la evaluación final con el objetivo de analizar los resultados logrados y los cambios producidos en las dimensiones relevantes, así como los factores asociados a la ocurrencia –o no ocurrencia- de los cambios. La extracción de aprendizajes no se acabó en la elaboración de un informe evaluativo, sino que sirvió de insumo para la elaboración de esta guía con orientaciones para bibliotecas ejerciendo un rol de articuladores sociales y promotoras de la participación ciudadana.