Que el equipo encargado de impulsar la iniciativa conozca sus capacidades y necesidades para llevar a cabo un proyecto que busca situar a la biblioteca como un articulador local y promotor de la participación ciudadana.
Antes de comenzar una iniciativa innovadora, que desafía nuestras dinámicas cotidianas y nos propone avanzar hacia nuevos horizontes, es necesario mirarnos y llevar a cabo un ejercicio de autodiagnóstico, para determinar en qué condiciones estamos para embarcarnos en el viaje.
La identificación de conocimientos y competencias en el equipo es valiosa, para reconocer lo que se tiene y la base desde la que se parte, así como lo es la detección de necesidades de capacitación o vacíos que deben llenarse con la colaboración de otros actores.
Las preguntas de este paso son:
Para ello, se sugiere dedicar una jornada de trabajo (puede ser de medio día) para que el equipo identifique sus fortalezas y debilidades, así como sus necesidades de fortalecimiento y pueda definir una estrategia para satisfacerlas (ya sea mediante capacitaciones, ya sea integrando a otros actores que aportarán con su experticia).
Se puede utilizar una versión simplificada de la metodología FODA (Fortalezas, Oportunidades, Debilidades, Amenazas) poniendo énfasis sólo en las fortalezas y debilidades, aplicarla para cada miembro del equipo y luego realizar un análisis de conjunto.
El siguiente cuadro suguiere una forma de guiar el ejercicio.
Una vez realizado el análisis e identificados los ámbitos con debilidades, se propondrán formas de suplirlas, las que pueden consistir básicamente en requerir capacitaciones específicas o bien sumar a otros actores al proyecto que aporten esas capacidades.
Junto con el autodiagnóstico del equipo, se recomienda hacer lo propio respecto de las potencialidades que ofrecen las instalaciones físicas y el equipamiento de la biblioteca, es decir, las características en cuanto a salones, mt2 y calidad de la infraestructura, así como la existencia de computadores, conexión a internet, etc. Aquel diagnóstico también permitirá situar a la biblioteca con miras a enfrentar adecuadamente el desafío.
Los productos de este paso son:
El equipo de Quemchi no manejaba a cabalidad los aspectos jurídicos de lo que implica la creación de una ordenanza municipal, por lo que recurrieron a las unidades jurídicas del municipio y los sumaron a la iniciativa.
El equipo de Doñihue tiene trayectoria y conocimiento en temas medioambientales, sin embargo, tenía vacíos en el ámbito de la participación ciudadana, conceptos y herramientas. Internalizó las capacitaciones del programa y se propuso avanzar en acciones más participativa.
El riesgo de que la biblioteca no alcance un rol significativo
Puede ocurrir también que la biblioteca se embarque en un tema que no domina y no logre capacitarse en él o bien sumar un aliado con el cual trabajar colaborativamente, sino que más bien se recurra a un actor con experiencia que asuma de forma excluyente la iniciativa. Por ejemplo, fortalecer a las organizaciones sociales de la comuna puede ser un desafío interesante; sin embargo, si la biblioteca no cuenta con experiencia ni conocimientos para llevarlo a cabo, es probable que buscando cumplir con el objetivo del proyecto, el municipio decida llevar a cabo la iniciativa desde otra instancia, como la Dirección de Desarrollo Comunitario (DIDECO). Si eso ocurre, el proyecto se lleva a cabo, pero la biblioteca no cumple un rol destacado y, por lo tanto se pierde de vista el propósito de fortalecer precisamente a la biblioteca para que cumpla un papel de articulador. La recomendación es definir previamente cuál es el aporte diferenciador que puede hacer la biblioteca en el proceso participativo, acordar ese rol con los aliados locales y desde ahí tener un papel activo para desarrollar las iniciativas.